Durante su último concierto, los Kiss se encontraban tocando el tema Rock and Roll All Nite cuando los cañones de confeti preparados para amenizar el espectáculo se pusieron en marcha... y acabaron arruinando el concierto.
El dispositivo de lanzamiento empezó a liberar dióxido de carbono en grandes cantidades, que terminó por asfixiar a los miembros de la banda y al público de las primeras filas. "Una vez que los cañones de confeti se pusieron en marcha, casi no nos dio tiempo a abandonar el escenario", ha afirmado el cantante, Paul Stanley.
"Ninguno de nosotros podía respirar", ha añadido Stanley, según recoge Yahoo News. "Daba bastante miedo y no había manera de continuar con la actuación".
Una vez que el peligro hubo pasado, la banda se animó a subir de nuevo al escenario para retomar el concierto, algo que finalmente les fue imposible: "Salimos para los bises pero no pudimos terminar ni el primero".
Aún así, parece que el grupo no se ha tomado la situación como algo grave y el balance de lo ocurrido sigue siendo positivo: "¡Fue una noche increíble que dejó a muchos sin respiración!". (EUROPA PRESS)